Es un cementerio pequeño, pero muy bien cuidado, construido a la ribera de un río, lo que ha traído dificultades en el terreno, por lo tanto solo los que están más alejados, pueden dormir el sueño eterno, sin el sobresalto de terminar con urna y todo en el río. El pueblo lo tiene como un sitio central, la verdad que es difícil de explicar, pero es algo como México en donde la muerte o la celebración de ella, es parte de la vida. Eso mismo ocurre en el cementerio de Macarao, hace vida con el pueblo, por decirlo de alguna forma. La mejor poesía escrita en una lápida la he encontrado en este cementerio.